06 febrero, 2011

EXTRAÑA COINCIDENCIA

Acisclo García Rindueles era hijo, nieto y biznieto de acisclos y, ese nombre siempre le había pesado como una losa de granito . De pequeño sus compañeros se mofaban de él. En el servicio militar, el gracioso del sargento le fustigaba citándolo siempre, por el placer de pronunciar su nombre. Todo ello hizo de Acisclo un joven reservado y taciturno. No tenía apenas amigos y frecuentaba poco a la humanidad periférica. Fue en la consulta del dentista donde conoció a Eufrasia Gómez Bermejo, hija, nieta y biznieta de eufrasias. Al conocer su nombre una gran emoción recorrió todo su cuerpo. Parece ser que a Eufrasia le sucedió algo parecido. A partir de aquel día se vieron a menudo. Estaban hechos el uno para el otro. En la imagen los vemos paseando con su perro a los tres años de conocerse. Por cierto al can le pusieron de nombre Clodomiro.

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