12 febrero, 2011

PUSKAS

Cuando llegó a la tienda de animales era un cachorrito. Fermín, el dueño del negocio, le puso de nombre Puskas, el nombre de un futbolista al que siempre había admirado. En aquellos meses estaban de moda los bulldodg ingleses así que , nadie se lo llevó. Después fue la época de los caniches, los pomeranias, los bulldog franceses, los bull terrier.... El caso es que Puskas llevaba en aquel negocio siete meses sin que nadie reparara en él, y no era porque permaneciera apático o tumbado en su rincón, era el primero en saludar a los clientes, poniéndose a dos patas y meneando el rabo, gritando, en lenguaje canino, "¡a mí, a mí!, sin que nadie le hiciera suficiente caso. Por fin llegó la moda de los biguel y la pajarería se llenó de cachorritos como él, como él había sido. Esta es la mía pensó Puskas, por fin podré salir de aquí, pasear por el parque, olerle el culo a otros perros y mearme en el tronco de los árboles pero, siempre había un pero, pero PUSKAS era demasiado mayor así que desaparecieron todos los de su clase y se quedó sólo de nuevo. Ahora estaba muy triste y ya no salía a recibir a los clientes, total ¿para qué?. Un día Fermín colocó un letrero en su cajón.
OFERTA. Biguel con pedigrí. Sólo por 100 pavos. Se llama Puskas y quiere ser tu amigo.
Puskas se sintió tan humillado, tan mal que se quería morir, ya ni comía, tirado en su rincón. Un buen día entró un señor mayor, con aspecto algo estrafalario, llevaba un sombrero muy llamativo y unos ridículos pantalones de cuadros, se fijó en el cartel y se lo quedó.
A Puskas no le gustaba aquel señor pero cuando empezó a tratarlo con tanto cariño y a llevarlo al parque dos veces cada día comenzó a tenerle mucho afecto. Puskas se meó en todos los árboles, le olió el culo a todas las perritas del barrio...era tan feliz. Ah! se me olvidaba, el dueño de Puskas era el mismísimo Puskas, el famoso jugador de fútbol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario