10 abril, 2011

CHAGALL

Es uno de los pintores que, desde mi infancia, me han acompañado. De pequeño me gustaban sus colores y la fantasía de sus relatos pictóricos, porque Chagall es un pintor que "cuenta" cosas, un artista narrativo. Cuando un creador tiene algo que contar suele hacerlo y con esto doy una clave para entender, o no hacerlo, el arte contemporáneo. Es lógico que Chagall le gustase al niño que yo era porque, además de contar historias, lo hace de una forma ilustrativa y un tanto naif. Estas dos cualidades han sido determinantes para que me siguiera atrayendo siempre. He elegido este cuadro de los novios o la novia judía por ser uno de los más apreciados por mí, desde siempre, de todos los pintados por este gran artista. Hay una versión de otro genio de la pintura, Rembrandt, en la que el hijo del pintor apoya delicadamente su mano sobre el seno de su esposa. Probablemente no pensase Chagall para nada en ese cuadro al pintar el suyo, pero no puedo evitar que ambos se fundan en mi cabeza. Me gusta esta novia chagaliana a punto de despegar el vuelo y ese novio que, llevado por la pasión hacia su amada vuela como si fuera un pañuelo o una bandera. Como está contado, y que bien, el amor entre esas dos personas que ya casi no son, que están a punto de fundirse en un apasionado beso y viajar al mundo de la belleza y la fantasía, al Paraíso donde solo ellos pueden estar mientras nosotros, espectadores o público, les deseamos buen viaje.

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